miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sincope vasovagal

Es la forma más común de desmayo. Diversas situaciones estimulan el nervio vago, lo que ocasiona una reducción de la frecuencia cardíaca y una dilatación de los vasos sanguíneos del cuerpo por mediación del sistema parasimpático. La frecuencia cardíaca lenta y los vasos sanguíneos dilatados hacen que llegue menos cantidad de sangre al cerebro, provocando así el desmayo.
El síncope vasovagal es de tipo reflejo. Existen síncopes situacionales que ocurren en momentos como al orinar, defecar, deglutir o toser. Las causas del síncope no se han entendido por completo pero se cree que se presentan en personas con una carga venosa periférica excesiva, lo que produce una caída súbita del retorno venoso periférico, esto resulta en un estado de hipercontractilidad cardiaca que activa los mecanoreceptores que responden al estiramiento imitando así las condiciones de la hipertensión y provoca una disminución en el ritmo cardíaco por debajo de 60 latidos por minuto (lo normal es de 60 a 100 latidos por minuto).

Los factores desencadenantes del síncope vasovagal son los que producen en las personas sensibles, un aumento de la actividad parasimpática. Los principales, aunque no los únicos:

 Características clínicas

La mayoría de los síncopes (75%) en pacientes con "corazón sano" se deben al síncope vasovagal. Aproximadamente el 70% de los pacientes son menores de 65 años, siendo más frecuente en mujeres que en varones. Estos enfermos tienen una alta incidencia de trastornos neuropsiquiátricos y algunos sufren de "síncope psicógeno".
Aunque algunos de estos enfermos pueden presentar en mayor o menor grado hipotensión ortostática, la mayoría tienen una presión arterial normal entre los episodios sincopales. En muchos casos el síncope está precedido de pródromos (que pueden durar de segundos a minutos), entre ellos tenemos:
  • bostezos
  • malestar epigástrico
  • debilidad
  • parestesias
  • calor
  • ansiedad
  • disminución del campo visual
  • hiperventilación
  • palpitaciones
  • palidez
  • diaforesis
  • náuseas
  • mareo
  • sensación de desmayo inminente
No siempre se presentan pródromos dando lugar a la pérdida de la conciencia súbita, por lo que el riesgo de sufrir lesiones físicas secundarias a la caída es mayor. Estas presentaciones atípicas, sin pródromos, son más frecuentes en personas de edad avanzada. Mientras que la forma típica, descrita inicialmente, es más común en pacientes más jóvenes, generalmente adolescentes.
Durante el episodio sincopal se puede tener uno o más de los siguientes síntomas:
También en algunos casos se pueden observar movimientos tónicos o clónicos, indicando que se alcanzó el umbral anóxico cerebral (el cerebro deja de recibir oxígeno). La pérdida del conocimiento es breve, con una recuperación rápida al cambiar la posición del cuerpo.
Cuando las crisis se inician en la adolescencia, por lo general, van disminuyendo con el tiempo. En las mujeres jóvenes los episodios se hacen más frecuentes durante el período menstrual. En pacientes con síncopes recurrentes, se ha encontrado una mayor incidencia de trastornos neuropsiquiátricos (depresiones, somatizaciones, trastornos de pánico), y neurosomáticos, tales como problemas vasculares y problemas digestivos de tipo funcional. También se ha relacionado con el Síndrome de fatiga crónica.

 Diagnóstico

Un número mas que importante de condiciones pueden causar este síncope. Hacer un diagnóstico correcto de la pérdida del conciencia es uno de los desafíos más difíciles que un médico puede enfrentar. La base de un buen diagnóstico del síncope vasovagal y otras enfermedades, se basa en una descripción clara por parte del paciente, sobre todo sobre los eventos desencadenantes, los síntomas y cuando le ocurre.
En pacientes con recurrencia de este síncope, el diagnóstico adecuado puede darse con uno o más de las siguientes exámenes o pruebas médicas:
  1. Prueba de la mesa inclinada, prueba de inclinación o Tilt Test
  2. Implantación de un grabador insertable tipo loop
  3. Monitor Holter o algún otro tipo de monitor cardiáco
  4. Un ecocardiograma
  5. Un estudio de electrofisiología cardiaca.










Breve tratamiento...

El tratamiento del síncope vasovagal se debe iniciar con la explicación al paciente de la naturaleza benigna del problema. La persona que lo sufre se debe quedar tranquila, pues se trata de algo sin importancia. Cuando el síncope vasovagal ha ocurrido por primera vez, no debe considerarse como enfermedad y no requiere tratamiento alguno. Sin embargo, si el síncope se repite, sobre todo si es frecuente y altera significativamente la calidad de vida del paciente, requiere tratamiento y vigilancia periódica. En tal caso, se debe acudir siempre a un cardiólogo con experiencia en esta patología.
El tratamiento de primera línea se basa en una serie de recomendaciones generales encaminadas a aumentar el flujo sanguíneo cerebral. Es aconsejable beber abundante líquido, generalmente unos 2 litros de agua al día, y comer con sal. Debe evitarse permanecer mucho tiempo de pie quieto; mientras se está de pie, es bueno realizar movimientos de contracción con las piernas; al sentarse, debería colocarse los pies en alto. En ciertas personas es útil el "entrenamiento ortostático", que consiste en colocarse de pie quieto en casa, al lado de un sillón o de la cama (para tumbarse en caso de necesidad), e ir cada día aumentando el tiempo de permanencia en esta situación. Se recomienda también dormir con la cabecera de la cama algo elevada, para permitir la exposición a la gravedad durante el sueño y evitar el cambio brusco al levantarse por la mañana. En algunas personas son efectivas las medias de compresión hasta la cintura. Por último, si con todo esto no es suficiente, debe intentarse la prevención del síncope con medicación, la cual, por desgracia, no es efectiva en todos los casos. Se ha probado con diferentes fármacos con resultados muy variables. Siempre deberá ser el cardiólogo el que haga la indicación de la medicación más idónea para cada persona.

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